Despierto,
maldigo al espejo
y me levanto con mi lado izquierdo.
Mi lado derecho
como todos los días apaga el reloj,
como todos los días prendo fuego a la cama,
invoco a la canilla
mientras camino
entre las espesas columnas de humo
que se van apoderando de la casa.
Como cada mañana
saco mi espalda del ropero
en tanto que mi lado derecho se levanta
y tose un poco.
Meto la radio en un balde de agua,
y después de calentar mi corazón
en el microondas,
hecho café dentro de mis zapatos
y salgo a la calle.
El sol va clareando las veredas,
los vecinos se saludan,
el barrio amanece entre bicicletas y supermercados,
todo parece simple y adecuado,
como todos los días.
Entonces se me hace un nudo en la corbata
y comienza a filtrarse la angustia
de preguntarme;
si los dioses cotidianos
percibirán los rituales de un tipo como yo;
me digo a mi mismo “_No lo tomes en serio.”
“_No te hagas de esto un problema.”
Pero surge finalmente la maldita duda:
No sé si soy trueno o cepillo dental.
Increíbles palabras, Poeta
ResponderEliminarMuchas Gracias Alicia por tu lectura y tu comentario.
ResponderEliminarCreo que te dejé algo en clave surrealista, como que en casos así llenas los zapatos de café y salís al plano irreal de la vida, que casi siempre se consigue sabiendo soñar poemas…
ResponderEliminarA veces lo irreal es ver lo que la gente llama,…la realidad de la vida
Mereces un abrazote pibe
Gracias
Excelente Maestro; que el Trueno Dental se apiade de nosotros...
ResponderEliminarMuchas Gracias Nora Pirillo y Roberto Pazos.
ResponderEliminar