miércoles, 24 de noviembre de 2010

Gente que no existe

 

 

 Vi a las gentes,
de un color inerte
viajando en los autobuses sordos
de la mañana.



Vi fantasmas urbanos,
en una carrera
con destino a ningún lugar.


Vi muchos autobuses
llevando pasajeros sin rostro.
 

Vi la luz de un sol
ponerse color verde.



Aquí nada tiene un sentido,
hay animales de la noche
y caminos que escupen luz insensata.
 

Hay demasiada gente que no existe
deambulando sola.


He despertado en la luz matinal de los mercados,



sin entender.








domingo, 14 de noviembre de 2010

Hablo de amor con los demonios

 

 

Hablo de días sin mundo,

hablo de noches ausentes,

Hablo de amor con los demonios,

hablo, hablo y hablo de esta historia.




Pero nadie escucha el cuento de brujas

Pero nadie escucha...





sólo los murciélagos,

sólo los locos,

sólo los niños...

que se olvidan.





Y cuando me preguntan que dije,

contesto que no sé.



y cuando me piden que explique,

que yo no entiendo,



y que cada una de estas palabras que pierdo,

la pongo en un cajoncito,

y la entierro.

 




El atroz escenario

 

 

No puedo descomponer el tiempo

ni atravesarlo por un túnel,

pero estás...

Como una ausencia reiterada

Como una boca que muerde,

como un ave

que repite la historia.





Y los habitantes del insomnio

recuerdan aún

el atroz escenario...

 

 

 







Vuelan oscuros pájaros

 

Veo un hombre,
en un túnel oscuro,
avanzando con dificultad.


Soy yo
y estoy en un tren.


Caverna-túnel-ferrocarril,
no hay nadie,
madre-caverna-noche.

Y una escalera
que se hunde silenciosa en ese vientre.


Y la claridad lunática de la noche,
 
la noche que nunca se preocupa
 
por su propia existencia.
 


Vuelan oscuros pájaros
al paso del tren que se aleja hacia el sur,
la luz de una estación paraliza esos momentos.

 
Y veo a las gentes,
avanzando de modo inseguro
tras un símbolo que no les pertenece.

 
Todos con antorchas en las manos,
todos con una cruz atada al cuello,
todos-miedo-caverna.


Caigo por las escaleras,
que llevan al subsuelo
de un edificio en construcción.

   
Y veo un hombre
creando un muñeco de cemento,
un muñeco duro y sin rostro.


Ese muñeco soy yo,
esa cara es la mía.


 
Y veo a las gentes
subiendo las escaleras de un templo,
quieren llegar al sol
alzando sus brazos
obsesivamente...

 
Mientras tanto
su dios se les muere en algún otro lugar.

 

 




 

jueves, 4 de noviembre de 2010

Tango de un exilio

 

 

Ahora sé por qué me espanto de esta casa,
de esta ventana ciega que se ahoga cada tarde,
de estas innumerables lunas,
de este lejano aroma de mujer.


Ahora sé por qué mi sangre se detiene,
mi voz se pone hueca,
mis sentidos distorsionan
y se me escapa el alma.


Aquí se levantó un sueño a luz del día,
tuve entre mis manos
su corazón al descubierto
y un gato oscuro que se cobijaba en su pelo.


Aquí se dibujó el espejismo más lúcido,
gocé con su piel rozando mis heridas
mientras el gato esquivo se dormía en su mirada.


En esta casa última donde tenía sus ojos
pequeñas lunas de arroz florecían cada noche,
se quebraban cristales a cada palabra.


A esta casa última donde tenía sus ojos
llegaban caracolas que dejaban las mareas,
acontecían naufragios a cada palabra.




Ya no habrá más paz para esta herida,
ya este viento penetra
hasta donde los huesos se asustan,
ya no cabe tanto dolor enamorado de su sombra,
ya la locura se ha encerrado en un útero.


Debo huir, salvar algún instante,
debo huir más allá de mi memoria
hasta algún lugar en blanco donde no haya lunas.
ni sombras, ni arroz,
ni gatos, ni días.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Como rayo vertical



La muerte mía,
concebida como rayo vertical
certero, indiscutible,
la muerte del hombre que canta,
la muerte mía
única verdad,
la muerte del hombre en su caverna.


 
La muerte,
y el río de vino negro
que deseamos en la cumbre de la noche,
vida,
y la selva humana
entrelazada de pájaros y serpientes
y esas flores lilas
de las eternas enredaderas
que cubren el universo.


 
Vida,
quiero morir
adentro de esa mujer
quiero,
que trenza hebras de plata,
morir
cuando se hunde una luna,
morir en su vientre.


 
Como dormido,
entre destellos vagos, entre abismos,
entre mapas del infierno prometido
no despertar.


 
Vida,
suelta tus demonios
y estallará  la fiesta.