domingo, 14 de noviembre de 2010

Vuelan oscuros pájaros

 

Veo un hombre,
en un túnel oscuro,
avanzando con dificultad.


Soy yo
y estoy en un tren.


Caverna-túnel-ferrocarril,
no hay nadie,
madre-caverna-noche.

Y una escalera
que se hunde silenciosa en ese vientre.


Y la claridad lunática de la noche,
 
la noche que nunca se preocupa
 
por su propia existencia.
 


Vuelan oscuros pájaros
al paso del tren que se aleja hacia el sur,
la luz de una estación paraliza esos momentos.

 
Y veo a las gentes,
avanzando de modo inseguro
tras un símbolo que no les pertenece.

 
Todos con antorchas en las manos,
todos con una cruz atada al cuello,
todos-miedo-caverna.


Caigo por las escaleras,
que llevan al subsuelo
de un edificio en construcción.

   
Y veo un hombre
creando un muñeco de cemento,
un muñeco duro y sin rostro.


Ese muñeco soy yo,
esa cara es la mía.


 
Y veo a las gentes
subiendo las escaleras de un templo,
quieren llegar al sol
alzando sus brazos
obsesivamente...

 
Mientras tanto
su dios se les muere en algún otro lugar.

 

 




 

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