Virgencita negra,
angelito pagano,
dibuja en mi cuerpo
tu tatuaje perverso.
Mujercita del infierno,
dime tus blasfemias
para hacerme creer
estos fatigosos años de vida.
Yo te daré dos monedas procaces,
te daré licor de cacao
y te seguiré hasta la parte oscura del paisaje;
tu tierra maíz quebrada.
Me quedaré semilla y hondo en tu sal,
en tu arcilla, en tu cencerro.
Por ese valle pasa la metáfora,
pasa la noche,
pasa la nube,
pasa la luna
su blanca y lenta caravana.
¿Y tú?
Que arrastras fuego del azufre…
¿Me tejerás una historia para el frío?
¿Un pasado?
¿Una manta bordada?
Esperando estoy hace mil años
tras esta cortina de viento que no cesa.
¿Me tejerás una historia para el frío?
ResponderEliminar¿un pasado?
¿una manta bordada?
Esperando estoy hace mil años
tras esta cortina de viento que no cesa.
Me gusto tu poema! Horacio
nos veremos
un abrazo
no me gustan las multitudes