sábado, 17 de septiembre de 2011

Cuando asechan los espejos

 

Todo lo que olvido en el rincón del pánico
trasmuta en las tijeras que corren por mis venas
y sale por mis ojos, que brillan como eléctricos.

Después vienen absurdos aromas de frutales,
el color indefinido de lo que no tiene reflejo,
el batir de unas alas que no encuentran el vuelo,
el confuso despertar en las arenas sin viento...

Así los funerales al filo del deseo
se adentran en distantes, sinuosas caravanas.

Así los infames, perversos mercaderes
tocan a mi puerta cuando asechan los espejos.


Me queda una palabra para defenderme del lenguaje,

pero el sol está oscuro e ilumina trabalenguas.

 

 

 










1 comentario:

  1. Un poema fuerte, pero interesante de leer
    Un abrazo
    Stella
    http://calzandosentimientos.blogspot.com/

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