Se intuyen y se adivinan
nuestras esquivas presencias,
somos astros sorprendidos
que se conjugan fuera de toda constelación,
que caen reiteradamente
ante las hordas del amanecer.
Y no escucharé el sonido de tus tacos
por el pasillo de la medianoche
ni sentiré la lluvia de tus labios
hasta al llegar al próximo refugio.
Así navegaremos por siempre a la deriva,
así se multiplicarán nuestros desencuentros.
Porque la lógica del desatino
nos protege y nos guía.
Porque cuando nunca te busqué
siempre viniste
y porque cuando siempre te busqué
nunca estabas.
(Y) me gusta
ResponderEliminarBello.
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