miércoles, 26 de noviembre de 2014

Las voces de Yemanjá

 

A Stella Maris Pires da Silva



 

 

Altísimas horas
de párpados pesados
y gatos que se escurren de entre los rincones,
de ojos reflejados en un whisky que trasnocha,
y de recuerdos que regresan sin que nadie los llame.




La exposición de Yoko del año '99,
el paradójico ajedrez de sólo piezas blancas,
la cruz crucificada en la cruz.



"águas de março"
Elis que canta,
"é o fim do camino"
"é um pouco sozinho".



O nosotros camino del aeropuerto
deseando que suspendieran aquel vuelo.



Aguas de marzo
sobre Bahía de Todos los Santos,
"fechando o verão".



Yemanjá, "la madre cuyos hijos son los peces"
y el aeropuerto, y la espera
y la maldita despedida;
y los malditos besos
las malditas caricias,
las lágrimas,
la fatalidad...



Como ya dije,
los gatos se deshilachan
a estas horas de la madrugada
como marineros que llegan a puerto.



Los marineros se deshilachan
en cantinas y prostíbulos de mala muerte,
se desvanecen,
pero no como fantasmas,
más bien como un tejido que va perdiendo sus hebras,
los marineros pierden su cuerpo,
pero no su alma.



Recuerdo pequeños árboles
creciendo en ataúdes
Las infinitas iglesias,

y el Pelourinho en poder de sus esclavos yoruba.




Los párpados caen pesados

Yoko que naufraga en los mares de Yemanjá,
y el aeropuerto que se congela
en un instante que se le escapa al tiempo,
y Elis que canta dos o más veces,
y los gatos que retornan desde su sitio en la nada,
y el whisky que se bebe a si mismo.



Las altísimas horas caen,

se precipitan en picada

y un vaso lleno de ojos se estrella contra el piso.

 









Aquí mi último libro

domingo, 16 de noviembre de 2014

Como estos relojes que están fuera del tiempo


 

Buenos Aires se me dispersa,

se me disgrega,

todo se aleja de todo del mismo modo en que se expande el universo.

     

Digamos…

Encontrarte de improviso en un tren,

caminar hasta San Telmo,

compartir un café en el Bar Británico,

entrar deprisa en algún telo,

despedirnos sin acordar la próxima cita...

     

Ahora,

devienen poco a poco en coordenadas imposibles.

Así, abrazos que se alejan

se me antojan muros que se aproximan.


Como cárceles enamoradas de sus reos.

Como inexpresables cisnes que se ahogan.

Como estos relojes que están fuera del tiempo.

 

 









sábado, 8 de noviembre de 2014

Sin salida

 

Y finalmente la resaca acumulada
 
en los infaustos días,
 
en la parsimoniosa siesta,

se derrama y se disgrega

en el enmarañado transcurrir del tiempo.




Y un narcótico, ensimismado vaivén
 
retumba en la lenta caravana de los muertos.
 
 
 
 
Toda existencia transmuta en engorroso padecer
 
cuando el sol disemina su rabiosa oscuridad
 
por todos los rincones de esta calle sin salida.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Sólo atino a contemplarte

 

El sol te dibuja en la piel
lentas caracolas,
implícitos abrazos,
mientras tú te vas y te vienes,
distraída entre la briza.



El sol
propaga su lenguaje ardiente
con nuevos y resplandecientes signos,
mientras expandes tus alas,
a la deriva.


Aquí diluvian manicomios,

aquí acontecen malevolencias,
 
aquí desbordan calamidades,

espeluznantes.



Y todo esto simplemente sucede

mientras yo,

perplejo... 

 

Sólo atino a contemplarte.