Un barco vacío
quieto en esta arena,
lugar en blanco,
y por fuera
oscuranoche,
por donde asoman los cactus
y las enredaderas.
Un barco inexplicable atravesado por el desierto,
su mástil inclinado hacia la luna,
sus líneas en desorden como signos,
su confuso nombre de mujer.
Y el tiempo que no transcurre
se pasea por la borda
como mago luminoso.
¿Por qué me trae a esta imagen la poesía?
Presiento que me llaman
sus habitantes tan extraños,
en un acto simétrico al que yo escribo...
Me buscan,
alienados,
marginales,
desposeídos.
Excelente!
ResponderEliminar