Flores impuras,
las putas se ponen huecas
cuando el día golpea
su martillo más duro.
Flores impuras,
el pibe de las estampitas
se acurruca adentro de un zapato
y se duerme sin querer.
San Cayetano se le escapa,
entre la gente se le pierde
Flores impuras,
crimen en la terminal,
la mujer sola
se espanta con piel de gato
mientras algo como lluvia
corroe sus huesos
a la entrada del subte.
Es el despertar del gran sueño delincuente,
la gente afila sus puntas
y toda creación es santa.
En este cuento no hay lobo
ni salvación posible.
Queda solamente un pan
pero ya no se multiplica.

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