El sol te dibuja en la piel
lentas caracolas,
implícitos abrazos,
mientras tú te vas y te vienes,
distraída entre la briza.
El sol
propaga su lenguaje ardiente
con nuevos y resplandecientes signos,
mientras expandes tus alas,
a la deriva.
Aquí diluvian manicomios,
aquí acontecen malevolencias,
aquí desbordan calamidades,
espeluznantes.
Y todo esto simplemente sucede
mientras yo,
perplejo...
Sólo atino a contemplarte.
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