viernes, 19 de enero de 2024

Avatares y vicisitudes de La Rubia Mireya

* Los sucesos y personajes que aparecen aquí son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia.


No recuerdo si conocí a Mireya durante un taller de psicodrama con el profesor Hansen, en una milonga de la noche de Barracas o en algún otro lugar… Recuerdo sí, que por momentos brillaba de tal modo que todas las personas y los objetos que la rodeaban quedaban opacados proyectando una sombra nítida. 


Por cierto, recién escuché por la radio que un misil casero destruyó el Museo Histórico Nacional, no caben dudas de que esta guerra está escalando, las pandillas ya casi se convirtieron en ejércitos regulares ante la mirada indiferente del gobierno. 


Ah, sí sí… La Mireya. Para ese entonces no conocía nada sobre sus tormentosas experiencias personales, ni menos que Nomoña le hubiese causado tanto daño; es más, nunca supe cuál fue el daño que le causó, pero fue la rubia misma, quien muchos años después y sin darme detalles, me aseguró que fue terrible. 


Hoy me encontré con la puta de la plaza, y le pude devolver algunos mangos que le estaba debiendo, por suerte ella me fía, es la única mujer con la que puedo hablar.


17:36, a esta hora exacta, una vez por semana, la eterna cruza Corrientes y Callao en la nave del tachero; él es su interlocutor, así como lo es para mí la puta de la plaza. 


Mientras pienso en esta suerte de coincidencia, observo que se acerca Moligata, no sé por qué, pero esta mujer que aparenta ser exageradamente discreta y puritana me da la sensación de que oculta un pasado lleno de lujuria y voluptuosidades. En fin, pensamientos de pajero, como siempre. 


Continuando con Mireya (sepan disculpar las digresiones) siempre fue muy amiga de Altillo; tanto, que una vez que habíamos planeado un encuentro, sugirió que el lugar fuese el bar que está en la esquina frente al parque, porque según dijo, ese bar le recordaba a su amigo; que además, durante muchos años, este amigo fue lo único que tuvimos en común.


Anuncian lluvias leves para esta noche, de todos modos voy a salir a caminar. 


Finalmente, aquel encuentro nunca se concretó. Ella, pienso yo que a modo de excusa, dijo estar padeciendo de ciertos dolores corporales. Aún así durante las muchas charlas telefónicas que precedieron a este encuentro fracasado, descubrimos que teníamos muchas tristes coincidencias, sucesos trágicos de las épocas de terror e infame oscuridad, que por falta de comunicación en los años que nos conocimos, no habíamos siquiera imaginado. Me pregunto si Nomoña habrá tenido algo que ver con todo eso.


Esta noche, dos años antes de que finalice el milenio, saldré del hotel para caminar hasta Ōsaka-jō, aunque anuncien mal tiempo, cruzaré los jardines del castillo, seguramente será un buen lugar para perderme.


Osaka, Octubre de 1998   


 Osaka Castle in Chuo-ku, Osaka, Osaka prefecture, Japan
Imagen de licencia pública (GNU Free Documentation License),
perteneciente al autor 663highland,
colores modificados por Horacio Moschini 




 

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