El deseo ya reposa
a la orilla de tus racimos,
y se dispersa sin prisa
en un caos benevolente
emanando luz de plata.
_¡Duérmete ya!
_¡Cuídate de la noche!
han insistido
las persistentes musas
que se agrupan a mi costado,
han insistido
las persistentes musas
que se agrupan a mi costado,
Pero ¡Ay! El duende que me anuncia tu vendimia
sólo se vislumbra entre lo oscuro
y sólo se presenta de madrugada.
Por eso ignoro sus advertencias
y me dejo caer, embriagado
sólo se vislumbra entre lo oscuro
y sólo se presenta de madrugada.
Por eso ignoro sus advertencias
y me dejo caer, embriagado
por las nocturnas uvas
que me traen sonidos desde tu exilio,
que tanto dicen cuando tanto callas.
Y así,
que me traen sonidos desde tu exilio,
que tanto dicen cuando tanto callas.
Y así,
el transcurrir deviene en brisa suave,
ahora que has leído
los atrevidos versos que te llamaban.
ahora que has leído
los atrevidos versos que te llamaban.
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